TE MIRO.
Eres mi arte y mi poesía,
te miro página a página,
esquina a esquina,
línea tras línea,
de un lado al otro,
de la punta de tus pies,
hasta las bajadas lisas de tu oscuro
cabello,
de la curva de tu frente
que se arruga cuando te enfadas, esa que
conduce
sin saberlo a tus costados,
y que me hace mirar
tus delicados pómulos,
pasando por las delicadas
palmas de tus manos
(si algún día pierdes el propósito de tu
vida, recuerda mirarlas y agradecerles, pues ellas nos mantienen juntas)
llegando después a tu delgada cintura,
que fue hecha especialmente
para que mis brazos la envolvieran,
porque estamos hechas una para la otra.
No me olvido amada mía
de mencionar tu piel,
tu blanca piel como el marfil,
que es mucho más valiosa que los
diamantes.
Blanca, blanca tu figura encantadora,
blanco, blanco y puro el amor,
el amor real, el amor sincero,
el inmenso amor que yo te tengo.
- MARÍA SALOMÉ.
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