ADIOS A LAS AVES.

El día que mataron el bosque y la pradera,

los pájaros lloraron su naturaleza muerta,

se fueron para el cielo tratando de dar queja

al Dios omnipotente dador de la belleza.

"¡Señor! ¡Señor! ya no podemos vivir allá en la tierra,

no queremos soportar al hombre y a su indecencia.

Somos seres bondadosos, pero no damos perdón

al hombre de esa tierra."

Calmaos dijo un momento el Señor en su paciencia,

"¿por qué no habéis de entender al hombre y a su miseria?

el hombre tiene una sed muy grande de construcción

y en su afán de construir no tiene en cuenta mis reglas,

pero yo en mi tristeza, soy sincero en mi perdón"

"Id abajo y alegrad un poco esa humilde tierra,

porque el hombre entenderá quien le da vida y salud

si no es la naturaleza."

Los pájaros regresaron contentos con la respuesta

y empezaron a cantar y alegraron nuestra tierra.

En las riveras del río, los flamencos con orgullo modelaban,

el avestruz con sus patas airoso se paseaba,

el halcón surca los aires con dotes de aerodinamia.

Una cigüeña blanquita, en su pico trae un niño

que a todos alegra el alma;

y allá desde la montaña, el águila se asomaba,

tras las nubes azulosas que caprichosas danzaban.

El hombre siguió en su empeño de construcción y belleza,

pues quería construir lindas y caras viviendas

y quería hacer del bosque un sitio de convivencia.

Desaparecen los bosques,

los riachuelos se secan,

las semillas no germinan

porque la tierra esta enferma.

El pájaro taciturno, no volvió a dar otra queja

y se hizo anciano y mudo y observaba con tristeza, 

observaba al hombre cruel, desmedido en su grandeza,

pues seguía construyendo y matando nuestra tierra.

Ya no hay montes ni llanuras,

ya no hay sierras, ni praderas.

El hombre con su actitud ha condenado la tierra,

no tiene arrepentimiento, tampoco siente vergüenza.

Los pájaros emigraron,

abandonaron la tierra,

no quisieron regresar,

se quedaron con su Alteza.

Una corte celestial visitó nuestra tierra

con gran tristeza enjuició al hombre por su inconsciencia.

Un ángel fue elegido y con fuerza y decisión

envió un rayo majestuoso en señal de su protesta.

Pero el rayo conmovido no cayó aquí en la tierra.

Y pasaron varios años y la tierra se hacía vieja,

pero el hombre continuaba con su actitud de inconsciencia.

por eso un día de tantos,

nuestro Dios ya enardecido,
hizo desaparecer la tierra.

- Rosalba Marín.

A ella mis letras, mi vida y todo mi amor.

Tú me enseñaste que el arma más poderosa para la formación es la palabra,

que tus sabias palabras duren tanto como tus hermosos poemas mami.